11 de septiembre de 2007

Una empleada de un McDonalds, detenida por servir una hamburguesa demasiado salada

Los riesgos de una dieta muy rica en sal quedaron claros para Kendra Bull, una joven empleada de un McDonalds que acabó durmiendo en el calabozo después de haber servido a un policía una hamburguesa demasiado salada.

La empleada, de 20 años, reconoció que accidentalmente puso demasiada sal en la hamburguesa, situado en la localidad de Unión City (Georgia). La mala suerte hizo que el cliente al que iba dirigido fuera un oficial de policía quien se quejó del sabor. "Se puso a montar una escena en el local, y a mí me dio risa. Él me dijo: ¿crees que es divertido? Y creo que me detuvo porque creyó que yo pensaba que era gracioso", declaró la empleada.

Kendra Bull fue acusada de conducta temeraria, y puesta en libertad al día siguiente, tras pasar la noche en el calabozo y pagar una fianza de 1000 dólares

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